Desde la CTA Río Negro expresamos nuestra solidaridad con el
compañero Pablo Barreno y con el conjunto de las y los trabajadoras/es
judiciales rionegrinos agrupados en el Sitrajur, agraviados por la actitud del
Superior Tribunal de Justicia, en su negativa a aceptar la relación paritaria
para acordar y resolver las condiciones de trabajo, de empleo y salariales de
quienes sostienen cotidianamente con su trabajo el funcionamiento del poder
judicial en la provincia.
Esto importa una concepción que desconoce la igualdad ante
la ley del conjunto de la ciudadanía (claramente sustentada en la lamentable
situación de que evitan pagar los mismos impuestos que pagamos todos), pues
parecen considerarse y creerse con más derechos que los demás mortales, como de
hecho los ejercen hasta ahora con respecto a la fijación unilateral de las
condiciones de trabajo de las y los trabajadoras/es judiciales, negándose a
reconocerles los derechos consagrados en la constitución nacional y las convenciones
internacionales sobre la libertad sindical y el derecho a la negociación
colectiva que tenemos como clase
trabajadora, reconocidas ampliamente en nuestra legislación mayor.
Al mismo tiempo lamentamos profundamente que el Poder
Legislativo provincial no tenga la ecuanimidad y valentía de tratar en la
sesión legislativa del día 29 el proyecto que ha sido aprobado en las
comisiones respectivas y tiene fuerza reglamentaria para ser aprobado en
primera vuelta, estableciendo las convenciones colectivas reclamadas por
Sitrajur, desde hace muchos años. Una
vez más la voluntad del supremo poder judicial que ordena la desigualdad y la
injusticia en esta provincia, hace honor a su historia de posicionarse
claramente en contra de la gente de a pie y más humilde, sometiendo a los demás
poderes del Estado, en nombre de la tan
mentada independencia y en realidad para sostener un orden social claramente
injusto, fundado en fallos y acordadas del STJ que consagran privilegios para
los poderosos y vulneran casi siempre los derechos de los más desprotegidos
social y jurídicamente: en ellos hay que buscar el origen de las rebajas
salariales, los despidos, las persecuciones, la convalidación de todos los
ajustes, el cobro de honorarios desmedidos, la actualización usuraria de las
ejecuciones judiciales, la impunidad para los actos de corrupción empresarial y
política, la impunidad para la enorme cantidad de crímenes contra gente mayoritariamente
joven y pobre, víctimas de la violencia institucional y social, todos ocurridos
durante 28 años de régimen radical, pero que hoy todavía pesan y condicionan
nuestra vida cotidiana como pueblo.
Reclamamos a las autoridades provinciales que tomen la
decisión de sancionar prontamente esta
ley que permita a los judiciales acceder a sus derechos sindicales plenos como
trabajadoras/es.
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