domingo, 26 de diciembre de 2010
Declaración política CTA Nacional. Diciembre 2010
Central de los Trabajadores de Argentina declaración política del Plenario Nacional
Las multitudinarias movilizaciones populares que, en un único trazo, han unido la conmemoración festiva del Bicentenario con las exequias de Néstor Kirchner, pusieron de manifiesto la potencia del protagonismo masivo, con una notable presencia juvenil. Ese sujeto social, enraizado en la multiplicidad de voces de nuestro pueblo, irrumpe con la voluntad de avanzar sobre las viejas estructuras del atraso, la inequidad, la discriminación y todo aquello que simbolice un impedimento para la democracia real y la efectiva distribución de la riqueza.
Esa potencia de la presencia popular surge como producto del reconocimiento al avance que ha significado la aplicación de políticas públicas progresivas, pero también como expresión de una conciencia dramática que reclama la profundización de esta época histórica en la que, como afirmara recientemente la Presidenta de la Nación, “el derecho a la propiedad no puede anteponerse al derecho a la vida digna.”
En este contexto, el asesinato del compañero Mariano Ferreyra, los crímenes perpetrados en Formosa contra la Comunidad Navogoh del pueblo Qôm, y los más recientes contra nuestros hermanos bolivianos y paraguayos en Villa Soldati, configuran la respuesta brutal de quienes pugnan por detener esta etapa histórica realimentando contradicciones que ésta aún no ha podido resolver. Se trata de una Etapa en la que los que defienden la lógica disciplinadora del orden neoliberal, accionan sus reflejos represivos frente a lo que reactivamente perciben como amenaza de pérdida de control ante la dinámica de un proceso en el que van ampliándose los horizontes de la demanda social de manera incesante. Estos elementos conservadores forman parte de los factores de poder que mayoritariamente vienen apostando al desgaste y al fracaso del gobierno. Pero también están los que en distintos estamentos quedaron formando parte del oficialismo y, desde adentro, disputan para imponer la lógica de un gatopardismo que deje en el mero plano de la retórica las alusiones a la construcción de un modelo social signado por la distribución de la riqueza con protagonismo de las fuerzas populares.
Eso se hace explícito cuando las viejas y nuevas derechas se coaligan para montarse en la desesperación de vastas capas de la población urgidas por el desamparo, la insufiencia de planes integrales de vivienda, la indignidad de no contar con efectivas políticas de salud y seguridad social y, en suma, la conculcación del derecho a una vida digna de ser vivida. La permisividad de la que gozó la policía formoseña, tanto del poder político como judicial de esa provincia, la inocultable actuación criminal de la Policía Federal -secundada por la Metropolitana que dirige Mauricio Macri- son indicadores de que el viejo orden cohabita las estructuras estatales y que, incluso, ese viejo orden todavía se asienta en el racismo, la xenofobia y la discriminación que la ideología dominante ha conseguido instaurar aun en sectores populares tras largos años de derrotas y frustraciones. En apariencia, se trata -como lo señalara Germán Abdala- de una “guerra de pobres contra miserables”, pero en verdad estamos frente a una disputa que atraviesa a toda la estructura estatal y a la sociedad en su conjunto.
En esta disputa, los trabajadores nucleados en la CTA no somos ni queremos ser neutrales. Nuestra lucha es la lucha de los humillados, los desterrados por el imperio sojero y la minería a cielo abierto, la de nuestros hermanos de clase compelidos a aceptar el empleo en negro, la de los tercerizados, la de los jóvenes y los niños a los que se les arrebata el futuro, la de las mujeres por su doble opresión patriarcal y patronal, la de nuestros padres y abuelos por el derecho a una vejez sin sobresaltos. Nuestra lucha es por una sociedad del trabajo y en contra de una sociedad de la explotación. Nuestra lucha es por la permanente ampliación de los derechos sociales y civiles, como manera de erradicar la xenofobia y la estigmatización de los pobres . Nuestra lucha es por la defensa irrestricta del interés público en contra de la primacía del interés privado y corporativo.
La Central de los Trabajadores de Argentina defiende la política de no reprimir el conflicto social porque el conflicto es la esencia misma de la democracia sustantiva. Por eso es que no puede haber autogobierno de las fuerzas de seguridad, porque esa condición es antagónica a la doctrina de priorizar el derecho a la vida digna por encima de cualquier otro derecho. Por lo mismo, repudiamos a todo y cualquier funcionario gubernamental que, so pretexto de la gobernabilidad, ordene la represión u omita la intervención preventiva en resguardo de quienes se movilizan por sus reclamos. Vemos con buenos ojos la creación del Ministerio de Seguridad porque puede ser el inicio de un avance sobre el entramado de corrupción, complicidades y zonas oscuras del aparato policial que debe ser saneado a fondo. Pero también sabemos que ese avance siempre quedará trunco en tanto no forme parte de un proceso más amplio de resolución de los problemas derivados de la pobreza que acucian a vastos sectores de nuestro pueblo.
La discusión tripartita entre el Estado, los trabajadores y las patronales puede y debe ser el ámbito en el que se aborden las condiciones indispensables para sostener un avance de la sociedad en su conjunto. Este es el modelo que por unanimidad se proclamó en la última asamblea mundial de la OIT, bajo la denominación de Pacto Mundial por el Empleo. Pero este tripartismo, superador de la noción de la autorregulación de los mercados propia del neoliberalismo, no tiene que quedar supeditado al poder de veto de ninguna corporación, ni puede terminar respondiendo a una cultura autoritaria que apenas concibe el pacto social en términos de disciplinamiento de las demandas de la clase trabajadora.
Por el contrario, esa propuesta sólo puede ser legitimada a partir de la inexcusable aceptación de que es imprescindible constituir una agenda social que contemple avanzar hacia salarios dignos; trabajo registrado; salud, educación y seguridad social como derechos sin excluídos; urgente plan nacional de viviendas complementado, en forma transitoria, con la mejora urbanística, ambiental y sanitaria de las villas y asentamientos; recuperación del transporte público, especialmente el ferroviario, jerarquizando la fabricación de sus equipamientos en las plantas y talleres estatales; devolución de las tierras ancestrales a los pueblos indígenas; reforma tributaria progresiva y regulación de las entidades financieras; riguroso control de las industrias contaminantes y de todo proceso extractivo que comprometa la salud de los habitantes y su entorno ambiental.
La Central de los Trabajadores de Argentina se considera parte de este reclamo mayoritario expresado por nuestro pueblo una y otra vez en calles, plazas y espacios públicos. También se reivindica como afluente autónomo de ese vasto frente político y social que, aún sin cauces orgánicos y de representación, no está dispuesto a dejar que este incipiente proceso de transformación social conquistado con la resistencia y la lucha popular, pueda ser abortado por quienes pretenden volver a los viejos esquemas de gobernabilidad basados en la desmovilización y el disciplinamiento social para eternizar los actuales parámetros de la desigualdad. No hemos constituido esta herramienta de organización y lucha para convertirla en un engranaje opositor, como aquellos a los que nos tienen acostumbrados los dogmáticos y sectarios pretendidamente esclarecidos, o como aquellos que traman, en su impotencia política, las viejas y nuevas derechas de este país.
Por todo lo expuesto, y casi sobre el cierre de un año de intenso debate en las filas de nuestra Central, en el que por primera vez enfrentamos un conato de fractura, queremos reafirmar nuestra vocación de unidad con todos los que han asumido que vivimos una época histórica de avance de los pueblos en gran parte de nuestro continente y que, en nuestra Argentina, acaba de ratificarse con la potencia de las mayorías populares movilizadas y con el incesante empuje de una clase trabajadora que no baja los brazos. Con ella y para ella la CTA sigue su marcha.-
Teatro Nacional Cervantes, Buenos Aires, 15 de diciembre de 2010
“LA CTA TIENE QUE IR POR MÁS PROTAGONISMO POLÍTICO”
El día jueves 15 de diciembre en el Teatro Nacional Cervantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se llevó adelante el Plenario nacional de la CTA con la presencia de más de 800 referentes de todo el país. El encuentro fue presidido por el Secretario General de la CTA Hugo Yasky, el Secretario Adjunto Pedro Wasiejko, el Secretario General de la CTA bonaerense Roberto Baradel y los dirigentes porteños Marcelo Frondizi y Eduardo Lopez.
Colmaron las instalaciones del Teatro compañeros de las organizaciones sociales y gremiales del sector público y privado de la CTA, que llegaron desde las provincias para participar del debate acerca del protagonismo de la Central en los últimos acontecimientos en nuestro país.
Hugo Yasky realizó un informe recordando los principales acontecimientos políticos vividos en nuestro país en estos últimos dos meses. Yasky recordó el protagonismo y la presencia en las calles, que la Central tuvo durante las exequias del ex Presidente de la Nación “La figura de Néstor Kirchner forma parte de una constelación de líderes populares que marcaron un tiempo distinto para los pueblos de América Latina. Eso hoy es una realidad que no se puede negar, y que solamente pretenden negarla aquellos que tratan de minimizar el cambio de época que significa el momento que estamos viviendo en la región de América Latina” afirmó el titular de la CTA.
Yasky también se refirió al contexto en nuestro continente “ Los pueblos de América Latina por primera vez están representados por presidentes que se acercaron, que rompieron esa distancia enorme que había entre la voluntad de los pueblos y las voluntades que expresaban los presidentes, esa distancia enorme se empezó a acortar simbólicamente, cuando le dijimos no al ALCA, no al imperialismo yanky, cuando nos pusimos de pie y en aquella multitudinaria marcha fuimos capaces de sostener ese enorme desafío.”
Acerca de la represión que produjo la muerte de 4 personas en las tomas de los terrenos en Villa Soldati Yasky dijo “ Si uno se remite a las imágenes últimas, trágicas, horrorosas, de la lucha de pobres contra pobres en torno al Parque Indoamericano. Si uno se remite a esa imagen desgarradora, lo más negativo que tiene para quienes queremos construir una sociedad solidaria, una sociedad sustentada en valores colectivos, una sociedad construida desde los principios de la prevalencia de lo social y de la hermandad de nuestros pueblos, por encima del individualismo, del sálvese quien pueda, y de toda forma que implique negar que somos parte de una colectividad hermanada en los principios de la clase que sustentamos, para quienes creemos en eso no hay nada peor que el escenario que se planteó en Villa Soldati y la lucha de pobres contra pobres.”
Yasky hizo mención en su discurso al rol de los sectores de poder en esta etapa “La derecha aprovecha para instalar su lógica de gobernabilidad, que es la de la división de los sectores populares, la del disciplinamiento, la de la represión, la de la lucha de pobres contra pobres, la de la xenofobia, la de la condena a la pobreza, la de la exclusión social. Y esto yo creo que tiene que formar parte de una realidad que nos ponga a nosotros en alerta, respecto de que lo que tenemos que defender, ya que no sera posible defenderlo si no avanzamos en la tarea de profundización y de transformaciones que todavía están pendientes.”
“No creo que las cosas sucedan casualmente, hemos tenido después de aquella presencia multitudinaria de nuestro pueblo en las calles en el bicentenario y en el doloroso adiós a Kirchner , una sucesión de asesinatos y de crímenes donde han perdido la vida compañeros del movimiento popular en distintas circunstancias, pero todas con un hilo conductor. Todos esos compañeros que murieron, me refiero a Mariano Ferreyra, me refiero a los compañeros de la comunidad Qom en Formosa, y me refiero a las últimas y recientes víctimas de Villa Soldati, todos murieron defendiendo demandas de los sectores populares. Demandas que tienen que ser parte del programa de lucha de nuestra central de trabajadores. Por eso, no dudamos en estar presentes en el mismo momento en que asesinan a Ferreya, en la convocatoria al paro y movilización, y efectivamente fue muy grande la columna de la CTA que participó de esa marcha. Y no dudamos en condenar el asesinato de los compañeros de los pueblos originarios de Formosa, como un acto de barbarie que no se le puede permitir a nadie que quiera gobernar en este país en nombre de la democracia. Y del mismo modo nosotros no podemos menos que condenar la represión que significó matar a compañeros y compañeras que intentaban la ocupación de tierras, clamando por un problema que es crítico en nuestra ciudad y en muchos conglomerados urbanos de nuestro país como es el problema del déficit habitacional para las poblaciones más humildes. El asesinato de esos compañeros en la represión de la Policía Federal, en la represión de esta policía que inventó el macrismo, bajo las balas de la policía de Insfrán o bajo el fuego de las bandas al servicio del sindicalismo empresarial, es condenable por igual. Hay que ir hasta el hueso, para que los culpables intelectuales también paguen, hay que conjugar la vigencia de los derechos humanos en tiempo presente.”
“Entiendo que es muy importante que nuestra Central sea capaz de reasumir un lugar protagonico en el debate de las cuestiones que tienen que ver con la resolución de los temas vitales, que significan la posibilidad de construir un modelo social que tenga la posibilidad de dar respuesta al principal problema que sigue existiendo entre nosotros, y que es el problema de la desigualdad social” añadió Yasky.
A su turno el Secretario Adjunto Pedro Wasiejko “Queda claro la decisión y la voluntad política de poner en marcha la CTA, sacarla de la inacción en la que quedo debido al proceso electoral, empezar a ver hacia adelante. Es imprescindible tener una Central que este jugando un rol activo y determinante de la vida político y social de nuestro país. No podemos confundir autonomía con neutralidad, la autonomía de una organización de trabajadores tiene que ver con su visión de la construcción de poder propio, del poder de los trabajadores, y esta coyuntura nos pone en ese desafío.”
También hicieron uso de la palabra durante el debate compañeros estatales, docentes, trabajadores del subte y compañeros de los movimientos sociales.
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